30.11.06

De la Muerte no se habla 1998-2006

En 1998 el Diario Página /12, me publicó este texto que a casi 10 años y con motivo de conmemorarse maña otro Día Intenacional de lucha contra el SIDA, resulta oproviosamente vigente.
Voy a reproducir dicho texto, con los agregados que el transcurso del tiempo ameritan y especiales agradecimientos al Dr. Eduardo Moreira y a la Lic. Beatriz Zacarías
Decía en 1998 y ahora:
La práctica clínica con adolescentes, toxicómanos y portadores de HIV plantea un arco de interrogaciones en cuanto al abordaje y estrategia de este tipo de pacientes, considerando sobretodo, que el VIH no es una conflictiva intrapsíquica.
La pregunta -en 1998 y hoy 2006 con diferentes matices pero lacerante actualidad-de cómo sostener una práctica posible, o si es posible una práctica, en la cual, el porvenir es, efectivamente -además del VIH, la exclusión social de las familias de origen, la desnutrición excluyente- una ilusión: se tratará de un malestar de la Cultura ?
Es posible y muy frecuente escuchar como el diagnóstico de SIDA, opera paradójicamente como organizador de un horizonte de sentido de una vida que, ya, no será la misma.
En nuestro trabajo el SIDA e un valor agregado a un proceso terapéutico, originariamente planteado en términos de rehabilitación de patología adictiva.
El temor a la muerte por sobredosis, se transforma con el HIV, en temor a sobredosis de muerte.
Ya no se porta tan solo una enfermedad, sino la muerte misma, y como uno de nuestros pacientes decía: DE la Muerte No se Habla.
El nirvana al que se cree retornar bajo la mascarada de un flash, es la trampa mortal y silenciosa, a la cual debemos proponerle alguna mitología.
Del culto pagano a San La Muerte, pasando a la kriptonita de Superman, el virus del SIDA, es incorporado como emblema y amenaza al medio. De la ética del deseo al bien común, el terreno se nos presenta resbaladizo.
Ultimamente (1998-2006...), se ha instalado la problemática acerca de la prevención, desde distintos ángulos se plantean y se levantan las banderas del derecho inalienable a la privacidad de los individuos, vulnerando cínica y oportunamente, los derechos inalienables a la privacidad de las personas.
La fórmula de la renegación nos remonta a un oscurantismo mortífero y caprichoso. La doctrina da el argumento aun sinsentido que avala lo tanático y nos deja inermes y más que nada, inertes, nos mata.
Hoy tenemos formas dignas para vivir con SIDA, la falta de políticas públicas o la poémica sobre lo que hay que hacer, sigue presente, por hipocresía, ignoracia, torpeza y miserabilidad, como un castigo divino, para recordarnos que De Eso No se Habla.
Vaya mi recuerdo cariñoso a quien me enseñó de qué se trataba vivir con SIDA: Ariel Cáceres

1 comentario:

Lic. Laura Gersberg dijo...

Una aclaración y una disculpa:

El artículo se publicó en 1996, y perdón por los errores de tipeo, gracias